Pablo Pérez en el Oeste de Caracas

viernes, 2 de septiembre de 2011

"Regular precios en las clínicas sólo profundizará el caos"

Entrevista | Alexis Bello, expresidente del Hospital de Clínicas Caracas

"No puede ser que por un dolor de cabeza en una emergencia, el médico por teléfono pida una resonancia (...) Una cirugía de corazón cuesta, en un hospital público, dos veces y medio más que en una privada".


La única solución, a juicio del cirujano cardiovascular Alexis Bello, es lograr una mesa redonda en la que todos los actores trabajen para beneficiar al que sufre ENIO PERDOMO

SALUD INEFICIENTE Y COSTOSA
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
miércoles 31 de agosto de 2011


Veintitrés años frente a una de las clínicas más importantes del país, el Hospital de Clínicas Caracas, le han permitido a Alexis Bello, cirujano cardiovascular, conocer hasta los más profundos vericuetos de la administración de salud.

Bello se alarma ante la advertencia del Gobierno de regular lo que cobran las clínicas, porque observa que no se basan en criterios gerenciales, sino políticos y hasta proselitistas. Advierte un gran error: se pretende regular la factura final sin considerar que es sólo un reflejo de una serie de costos que no controlan las clínicas.

Considera que lo imprescindible es excluir la prestación del servicio de salud de la diatriba política pues "cualquier regulación que tenga un componente político está destinada al fracaso o a hacer del sistema algo ineficiente". Piensa que sólo una regulación organizativa, con criterio técnico, pudiera ser positiva para algo tan vital como la salud del venezolano.

- Ante el fracaso del sistema de salud público, ¿cree que la regulación de precios es una forma de socializar la salud a costa de las clínicas privadas?

- Precisamente allí es donde está la cuestión política. Esta regulación no tiene sentido más allá del componente populista y proselitista porque la prestación de salud privada sólo atiende entre 3 y 5% de los pacientes. Ciertamente, nuestra joven democracia está en deuda con el pueblo venezolano en lo que respecta al acceso que todos debemos tener a la prestación de salud pero ésta no es la forma de lograrlo.

- ¿Cómo impactará ese tinte político en la gestión de las clínicas?

- Conducirá a un detrimento sustancial de un servicio que, a pesar de sus imperfecciones, aporta beneficios. En esta discusión, se está confundiendo lo cobrado en la factura con los gastos reales. Lo único que depende de las clínicas son los gastos administrativos. No controlan la mayor parte de los costos, directos e indirectos, como insumos, equipos, servicios y honorarios. Si a la clínica le aumentan la comida, tiene que aumentar el precio final. Todo eso incide en la factura.

-¿La clínica tampoco controla los honorarios de sus médicos?

- Tampoco. Eso lo deciden los médicos. Los costos conforman una cascada que incluye los tratamientos y requerimientos de los pacientes y que, en consecuencia, varían. Con esto llegamos a una gran conclusión: Para poder regular las tarifas de las clínicas, se necesita una medición de costos muy complicada y que algunas universidades, como la Escuela de Negocios de Harvard, está estudiando pues es un problema que se repite incluso en los países desarrollados y socialistas.

-¿Cuánto ganan las clínicas sobre los costos?

-En promedio ponderado, 5%. Durante los 23 años que fui presidente de Clínicas Caracas nunca superamos el 8%. Esos estados financieros están auditados. Así ocurre en todas las clínicas, a menos que sean muy familiares y no se manejen con criterios institucionales. Entonces, ¿qué es lo que van a regular? Una ganancia de 5% apenas alcanza para reparar ascensores o renovar la tecnología.

-¿Sería más eficiente, acaso, que el Gobierno regulara los costos?

- Parte de la solución reside en la concertación. Si no existe entre los sectores privado y público difícilmente se llegará a acuerdos que permitan disminuir costos sin afectar la calidad. En salud, el ahorro más grande está en la calidad. Un paciente que se trata sin todos los implementos necesarios probablemente salga bien en un principio pero, por la ausencia de tecnología adecuada, tendrá que reingresar o sufrirá complicaciones. También hay que realizar una medición adecuada de los costos, porque, a diferencia de lo que muchos creen, la mayoría no son fijos. La gran ecuación es menos costo y más calidad sobre valores y ética no negociable.

- En la práctica, ¿cómo se logra la disminución de los costos?

- Primero, alineando a los actores que intervienen en el servicio: pacientes, clínicas y hospitales, gobierno, gremios médicos, proveedores y financiadores, que son las aseguradoras, las terceras partes administradoras y la medicina prepagada. Cada uno tiene incentivos distintos. Los pacientes buscan lo suyo, los seguros tienen letras pequeñas, los gremios médicos sólo se han ocupado de sus sueldos y se han olvidado de los pacientes... Todos debemos alinearnos alrededor del objetivo de disminuir costos sin sacrificar calidad.

- ¿Es eso realmente posible? Tocaría muchos intereses económicos.

- Hay que intentarlo. No hay otra forma. Se trata de gerenciar la enfermedad. Por ejemplo, no puede ser que por un dolor de cabeza de un paciente que ingresa por emergencia, el médico por teléfono pida una resonancia; que un dolor abdominal simple se transforme en el concurso de cuatro o cinco especialistas o que se exijan despistajes de osteoporosis a veinteañeros cuando está prescrito sólo para mayores de 65 años o con síntomas. Hay que ver qué está justificado. Todo eso representa un costo importante.

-¿A qué se debe esa práctica? ¿A la búsqueda de ganancia o a impericia médica?

-Influyen muchas razones precisamente porque los actores no están alineados, porque no ha habido concertación. En cambio, si se sabe cuál es la cadena de costos reales en la patología de un paciente, se sabe cuánto hay que invertir y se optimiza el gasto. En Harvard a eso lo llaman agregar valor.

- Es decir que ahora las clínicas están pagando las ineficiencias de otros actores.

- Exacto. Pero si el Gobierno quiere controlar eso debería hacerlo también en el sector público donde la salud es mucho más costosa. Una cirugía de corazón cuesta, en cualquier hospital, dos veces y medio más que en Clínicas Caracas. Lo que pasa es que eso no se sabe y se desconoce quién paga.

- Porque no hay contraloría eficiente.

- No la hay. En un hospital, un paciente operado del corazón puede pasar más de un mes internado. Un día están contaminados los quirófanos, o no hay aire acondicionado, no vino la especialista, hay huelga o no hay insumos. Es un sistema altamente ineficiente, con la única excepción del Hospital Cardiológico Infantil que es una burbuja en la red hospitalaria pública.

- Los médicos también pueden ser responsables de los altos costos de las clínicas. Le citaré dos ejemplos. De una factura de 9 mil bolívares por una biopsia de próstata, más de 6 mil correspondían a los honorarios de un urólogo que trabajó media hora. Y un dermatólogo, que atiende más de 40 pacientes por tarde, cobra 400 bolívares por una consulta que no llega a 10 minutos. ¿Realmente cuesta eso el tiempo de los médicos? ¿No es especulativo?

-Es difícil extrapolar eso a todo el conglomerado médico. Aunque no es justificativo, también hay que ver los costos en los que incurrió el médico para formarse como profesional. Un cirujano cardiovascular, por ejemplo, demora 16 años de estudios en los que sus egresos son menos que sus ingresos. Y luego, para poder trabajar en una clínica, debe pagar una acción costosa. Sin embargo, esto no es excusa para los especuladores que existen en toda profesión. Pero la mayoría de los médicos nos hemos dedicado con gran vocación de servicio a la prestación de salud y al servicio social.

-¿Qué es lo primero que hay que hacer para lograr esa concertación?

- La palabra mágica es voluntad política, que siempre ha existido por parte del sector privado. La conclusión es que se necesita una mesa redonda donde la prioridad sea ocuparse de quien sufre.

- ¿Y en el caso que se logre esa mesa redonda, qué sería lo primero a analizar?

-Ver cómo se disminuye la cadena de costos y se hace más eficiente. También hay que trabajar en aumentar la calidad

-En conclusión ¿qué pasará si no se logra la concertación y se regulan las tarifas de las clínicas?

-Una regulación política como la que está prevista, conducirá a ineficiencia en las clínicas y a la conversión de este sistema en perverso. También aumentará el caos en que ya está el servicio de salud.

-¿Qué significa la perversión del sistema? ¿Qué se cobren gastos innecesarios para compensar costos?

-Todo eso. Se convertiría en un sistema perverso.

http://www.eluniversal.com/2011/08/31/regular-precios-en-las-clinicas-solo-profundizara-el-caos.shtml

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