Pablo Pérez en el Oeste de Caracas

miércoles, 10 de agosto de 2011

Expertos recomiendan “estricta vigilancia” en las finanzas públicas

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Miércoles, 10 de Agosto de 2011


¿Existe algún paralelismo entre el creciente endeudamiento del gobierno de Hugo Chávez y la dificultad que tuvo la administración Obama para ampliar el techo de la deuda? ¿Cómo impacta la decisión de la firma Standard & Poor’s de rebajar la calificación de la deuda.


Leonardo Suárez Montoya
lsuarez@correodelcaroni.com
Foto AFP



La cesta venezolana cerró el viernes con una baja de 4,39 dólares por barril

A diferencia de Estados Unidos (EE UU), Venezuela no estuvo ni está cerca de declararse en default, pero el debate del congreso norteamericano en estas semanas para elevar el techo de la deuda pública marca una semejanza con una política nacional: La Ley Especial de Endeudamiento Complementaria.

Son modelos diametralmente opuestos, pero los caminos de ampliar la deuda pública pueden traer las mismas consecuencias a largo plazo para las finanzas nacionales. Para 2011, el Gobierno presupuestó 54 mil millones de bolívares como techo para gastos y hace dos meses aumentó en 83 por ciento este límite al elevar el tope en 45 mil millones de bolívares más.

Recientemente están los 4 mil 200 millones de dólares -como parte del endeudamiento especial- que emitió en forma de Bono Soberano Amortizable 2031 el Ministerio de Planificación y Finanzas.

“El hecho es que Venezuela está elevando la deuda de manera importante. El Estado cada vez asume más compromisos no sólo desde el endeudamiento, sino que genera más carga al convertirse en un Estado empresario y los recursos tienen que ser mayores”, advierte el economista y director de la firma Banca & Negocios, César Aristimuño.

“Sobre todo, si las empresas no resultan ser lo suficientemente eficientes, el Estado tiene que asumir el subsidio, lo que genera una política de gastos elevadísima”. Avizora el experto que esto puede devenir en una devaluación.

“Ante este panorama, las finanzas (nacionales) deben ser colocadas sobre una estricta vigilancia para evitar que caigamos en un exceso de optimismo sobre todo cuando las exportaciones no petroleras representan apenas cinco por ciento”.

Jesús Casique, economista, explica que la correlación entre las políticas económicas de EE UU y de Venezuela toman el mismo camino también por una razón fundamental: 2012, un año electoral.

“Barack Obama necesita recursos, necesita incrementar el gasto público para la campaña electoral. Hay una correlación directa en la estratagema. Pero en términos económicos hay una discrepancia: en Venezuela incrementamos la deuda, pero tenemos más riesgo, porque EE UU tiene la capacidad de imprimir dólares y es una economía diversificada”, enfatiza Casique.

Degradación económica

Hasta el 2 de agosto, los republicanos y los demócratas tuvieron plazo para ponerse de acuerdo y evitar que EE UU se declarase en default. Ello no ocurrió, porque el congreso norteamericano logró llegar a un punto en común: aumentar el techo de la deuda en 2,4 billones de dólares -cuyo tope era de 14,27 billones- y reducir los gastos en 2,1 billones.

“No es que se sube el techo de la deuda y ya. Hay un compromiso de bajar el déficit fiscal del país que buscará sin duda compensarse con un recorte en los gastos que por supuesto afectará la economía. Lo que se busca con aumentar la deuda es evitar que el país cayera en una situación de sensación de incapacidad de pago (default) y a partir de ahora empieza una batalla muy dura para que ese techo no siga elevándose”, precisa Aristimuño.

El respiro por el consenso en el congreso de EE UU fue efímero; al cierre de la semana pasada, la firma Standard & Poor’s degradó la calificación de la deuda norteamericana de AAA a AA+ (más riesgo) y los mercados internacionales (incluyendo los bonos venezolanos) reaccionaron negativamente el lunes.

“El mundo financiero es un mundo de ciclos. Muchas personas salieron a vender (acciones) y después a observar; y muchos compraron. El hecho es que es una reacción normal en los mercados”.

En las bolsas hubo mucha oferta de acciones, sus precios bajaron y por ende perdieron valor. Argumenta Aristimuño que ello era de esperarse. Los mercados “al observar que le bajaron la calificación (de riesgo) a EE UU dijeron: ‘Bueno si eso es con EE UU ¿qué será de los demás?’”.

“Ya hoy (ayer) el petróleo se recuperó un poco. Las bolsas abrieron con una tendencia positiva. Hay que esperar. Esto no es un tema que la economía se va a contagiar de manera global e indefinidida”.

Sin daños microeconómicos

El bolsillo de quienes habitan en EE UU -señala Aristimuño- “no tiene ningún tipo de riesgo” por la degradación en la deuda norteamericana. “Las instituciones financieras acaban de salir de crisis donde el Estado tuvo que auxiliarlas y han ido recuperándose. No tienen ningún percance por esta (nueva) calificación”.

Aunque en sus finanzas personales no se verán afectados directamente, en todo caso serán 2,1 billones de dólares que las arcas de la Casa Blanca dejarán de invertir en el país. Los sectores de la clase media y baja piden que sean los ricos quienes asuman el compromiso con el pago de más impuestos, y no sea toda la población la que pague las consecuencias.

Réplicas

La deuda norteamericana representa más de 100 por ciento de su producto interno bruto (PIB). Es decir que todos los recursos económicos que entran a EE UU ya están comprometidos.

Sin embargo, Casique no concuerda con la comparación que hizo Chávez sobre las deudas de ambos países con sus respectivos PIB al afirmar que la venezolana estaba en mejores condiciones que la norteamericana.

Casique arguye que con independencia de que la deuda nacional represente 48 por ciento del PIB (contraría Casique a Giordani, quien sostiene que es 19,5 por ciento) Venezuela no está en mejores condiciones que EE UU y vuelve al mismo punto: la imposibilidad nacional de imprimir dólares, capacidad que sí tiene la Reserva Federal (FED, que es el banco central de EE UU) de llegar a necesitarlo para cumplir con sus compromisos.

En entrevista para Unión Radio, Giordani no descarta que la situación financiera -a la que califica como “crisis”- por la que atraviesa EE UU afecte a Venezuela. Subraya el ministro que la fortaleza del país es la decisión de invertir los recursos petroleros “no solamente para fortalecer el modelo social y eso es un fundamento para apoyar y resistir el tamaño de la crisis, pero también se ha invertido en la agricultura”, explicó.

Aristimuño y Casique apuntan que Venezuela puede llegar a verse afectada indirectamente a través del mercado petrolero. Las exportaciones de crudo venezolano representan 95 por ciento del ingreso de divisas en el país.

Casique afirma que, de estallar otra crisis como la de 2008, Venezuela no está en capacidad de enfrentarla porque: las reservas internacionales sólo cubren 37 por ciento de la liquidez monetaria; el Fondo para la Estabilización Macroeconómica es insuficiente (830 millones de dólares); y en tercer lugar, porque del bum petrolero entre 2004 y 2008 el ingreso por renta petrolera fue de 290 mil millones de dólares y no se creó un fondo especial para paliar una eventual caída de la cesta nacional.

Aristimuño descarta que se prolongue a mediano y a largo plazo la tendencia a la baja el crudo venezolano. Otra de las consecuencias indirectas en las finanzas del país es la caída de la deuda soberana.

La liquidación, por ejemplo de los bonos 2031 fue el viernes 5 de agosto y ayer cerraron a 79,25 por ciento de su valor adquirido.

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