Las obsesiones presidenciales, la caída de la producción de gasolina y otras #SemillasdePatilla
Política
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Chávez se aferra al poder: “Estoy resuelto a llegar al 2031″
“Tengo razones médicas, científicas, humanas, amorosas, políticas, para mantenerme al frente del Gobierno y de la candidatura con más fuerza que antes. inmejorable en el espíritu, en el ánimo, en el alma. Y el cuerpo, respondiendo de manera extraordinaria en todos los sentidos. en lo personal, no he pensado un solo instante en retirarme de la Presidencia. soy el candidato de la revolución y estoy absolutamente seguro que el pueblo me va a reelegir Presidente para el período 2013-19. comenzando la primera década del siglo, hablé de la década del bronce. estaríamos comenzando la década de plata: 2011-2020, y la de oro sería entre 2021 y 2030. estoy resuelto a llegar al 2031″.Hugo Chávez Frías, Presidente de la República
Definitivamente la ambición de poder de Chávez no conoce límites. Tras más de doce años de fracasada gestión de gobierno y con año y medio por delante antes de que culmine su período, el comandante presidente nos amenaza con seguir aferrado al trono revolucionario. Para nadie era un secreto, pese al circo mediático que crearon alrededor de su salud, que Chávez sería el candidato del oficialismo en las presidenciales del 2012. Desde el comienzo de su andadura presidencial el líder colorao hablaba de mantenerse al frente del gobierno hasta el 2012. Pero en lo que parece un arrebato de soberbia y arrogancia, derivado probablemente del sentirse invencible tras su “milagrosa” recuperación o quizás de una reacción secundaria producida por el tratamiento, ayer escupió que su intención ahora es llegar hasta el 2031.
Sabemos que eso no es más que el ladrido del perro que no muerde pero llama la atención. Lo del 2031 es para sus más fieles seguidores, esos para los cuales el comandante se ha convertido en una especie de deidad mágica que, a pesar de no hacer nada por ellos, logra hacerles creer con palabras populistas y chabacanas que vive sólo por ellos y para ellos. La sabiduría popular nos dice que “amor con hambre no dura” y que “no hay mal que dure cien años”, con lo cual podemos esperar que esta farsa se acabe pronto. Aunque claro, también se dice que “hierba mala nunca muere”. y esa hierba es de la peor.
Las obsesiones presidenciales: Chávez mantiene que a Bolívar lo asesinaron
Un año después de efectuarse la exhumación de los restos de Simón Bolívar, la comisión interdisciplinaria designada por el Ejecutivo nacional aún no ha podido determinar cuáles fueron las causas exactas que originaron la muerte del Libertador. Aunque el Presidente reitera su convicción de que el Padre de la Patria fue asesinado no existen pruebas que lo avalen. Si bien no se encontró evidencia de tuberculosis en los huesos de Bolívar, causa de su muerte según el informe médico oficial, no se descarta que haya sufrido de tuberculosis sistémica que no haya afectado la parte ósea. Tampoco se descarta la posibilidad de envenenamiento no intencional por arsénico o carántida, sustancias altamente tóxicas que eran usadas en esa época como medicina y que pudieran haberle precipitado la muerte.
¿En que nos cambiaría saber que Bolívar fue asesinado? ¿Le honraríamos de manera distinta? ¿Tendríamos una mejor imagen suya? ¿Lo admiraríamos más? Quizás el que confirmen que no murió de tuberculosis, más allá de quitarle a su deceso el aura de romanticismo que acompañaba a la enfermedad durante el siglo XIX y sacarlo del grupo de ilustres personajes que la padecieron como Chopin, Paganini, Becker o Molieré, no cambie absolutamente en nada las cosas. Lo único realmente trascendente de esta investigación sería lo que ya se consiguió: confirmar que los restos exhumados son realmente los de Bolívar.
Lo demás no tiene mayor relevancia. Presidente, Venezuela tiene hoy problemas más importantes por resolver que lo ocurrido en Santa Marta, Colombia, hace 181 años.
Economía
Paraguaná en crisis: Reportan caída de producción de gasolina
El secretario de Profesionales y Técnicos de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros en Falcón, Iván Freites, advirtió el Complejo Refinador de Paraguaná está trabajando a un 70% de su capacidad, lo que se traduce en una notable reducción de la producción de combustible. La falta de mantenimiento, insumos, inversión y capacitación gerencial son señalados como las principales causas para las deficiencias en la producción, no sólo de gasolina, sino también de aceites y lubricantes. Según el dirigente sindical “todo es consecuencia de la política que estamos viviendo actualmente, donde no se quiere invertir en la industria, ni en los trabajadores que están mal pagados y sus beneficios no se le cumplen”. Lo denunciado por la Federación de Trabajadores Petroleros de Falcón no es más que la repetición de un guión que se repite a lo largo y ancho de Venezuela. Cambian los escenarios, pero los problemas son los mismos.
Centrales eléctricas, plantas de potabilización de aguas, fábricas de café, aceite, cabillas o cemento, todas padecen el mismo mal: revolución incompetente. Todo aquello en lo que el gobierno de Hugo Chávez ha metido la mano se ha degradado de manera lamentable. Empresas que otrora funcionaban plenamente están hoy reducidas su en capacidad productiva por los mismos problemas que se reportan en el Complejo Refinador de Paraguaná, es decir, falta de mantenimiento, carencia de insumos, mala gerencia y conflictos laborales.
El gobierno, en su desmedido afán de absorberlo todo, ha destruido sistemáticamente la capacidad productiva del país, condenándonos a depender de una importación que tampoco saben manejar. El país está al borde de la terapia intensiva ¿Podemos permitirnos tal desastre?
Dos de cada diez venezolanos trabajan en el sector público: Nómina estatal ha crecido 80% en 12 años
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde que el Presidente Hugo Chávez llegó al poder en 1999, el Estado ha absorbido más de un millón de trabajadores, lo cual se traduce en un incremento de la nómina pública de ochenta por ciento durante éste período. La expansión comenzó a hacerse notoria en el año 2001, cuando el gobierno promovió la creación de nuevos ministerios, organismos adscritos e instituciones públicas y se intensificó con las continuas expropiaciones y estatizaciones de empresas privadas. Al cierre del mes de junio, la nómina pública se situaba en 2.404.709 trabajadores, cantidad que representa a 19,9% de la población ocupada en el país. Hace 12 años la porción de trabajadores gubernamentales representaba 15,5% de los ocupados, y hace un año era la relación era de 18,9%, lo que supone un progresivo incremento de la nómina. Una de las promesas iniciales del hoy comandante presidente fue la de eliminar la burocracia en la administración pública, pero habiendo duplicado el número de ministerios que encontró y creado infinidad de nuevos organismos e instituciones públicas es obvio que eso fue mentira.
Otra de las promesas fue la de respetar la propiedad privada, pero con varios cientos de empresas expropiadas o confiscadas en su haber, claramente esa fue otra gran mentira. El crecimiento desbocado de la nómina estatal, más allá del aumento de la burocracia o los problemas de productividad presentes en casi todas las empresas expropiadas, ha generado para el estado una carga que, encima de ser demasiado grande, se encuentra en total estado de desatención. Prácticamente no pasa día en el que los empleados públicos de algún sector no reclamen aumento de sueldos, pago de pasivos laborales o mejores condiciones laborales. Mientras tanto, el gobierno parece creer que eso de inventarse un nuevo ministerio o expropiar alguna empresa simplemente implica dar la orden de hacerlo y ya. Si es así, nuestros gobernantes son más inútiles de lo que creíamos y si no, es decir, si lo hacen conscientes de lo que supondría, entonces son irresponsablemente perversos ¿Cuál de los dos casos será peor?
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